domingo, 6 de septiembre de 2009

El Reflejo


Entré sin hacer ruido.El corazón libraba su propia batalla.Latido a latido,las fuerzas me abandonaron,y el cuerpo cayó rendido.Pero la curiosidad, incansable batalladorasigió su eterno caminoy, sin ser visto, asistía amores perdidos en la memoriade los que hoy estar aquí.También vi fantasmas llevandomensajes de esperanza.Palabras precisas que, al ser recordadas,aún se clavan como lanzas.Y, desde entonces, continuo buscandola frontera de deformado cristalque separa los sueñosde esta vida tan real...

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